De todas las especies de plantas acuáticas que existen, el Nenúfar (Nymphaea spp. en nomenclatura botánica) es, sin duda, la más popular.

La palabra griega Nymphaea significa Ninfa que, como casi todo el mundo sabe, se trata de un ser mitológico que tiene predilección precisamente por el agua.

Estamos ante un género de hierbas perennes acuáticas que tiene infinidad de especies y variedades, con flores de múltiples formas y colores, muchas de ellas olorosas y con un aroma que recuerda al brandy.

Estas flores fragantes han sido usadas desde la antigüedad como narcótico en prácticas adivinatorias. Además, en Egipto, se consideran sagradas ya que solamente se abren en presencia del sol y se cierran cuando este desaparece de su influencia.

El origen de los Nenúfares hay que situarlo en la totalidad del continente africano y en parte del asiático, en charcas y lagos de agua caliente sin apenas corrientes.

Las Nymphaea tienen dos tipos de hojas bien diferenciadas. Las primeras son las que brotan debajo del agua (que son más grandes), y las segundas son aquellas que ya brotan por encima de la superficie del agua, flotantes y de hoja redondeada.

La flor del Nenúfar puede ser, como hemos dicho, de infinidad de colores y formas, pero tan solo dura 4 o 5 días en la planta.

En lo que se refiere a sus raíces, estas son extremadamente largas (hasta 5 metros de longitud). Es por ello que esta planta acuática requiere ser plantada en aguas relativamente profundas.

En general, los Nenúfares son muy resistentes siempre que los ubiquemos en aguas estancadas a pleno sol y que elijamos correctamente la variedad que se adapte mejor a nuestro tipo de clima.

En climas fríos y templados (no tropicales) como el nuestro existen unas variedades de Nenúfar que son las más adecuadas: son los llamados Nenúfares Perennes.

Estas plantas, y a diferencia de las tropicales, se plantan en profundidades inferiores (a unos 50 cm. aproximadamente de la superficie), y su floración no se produce hasta bien entrado el verano y a principios de otoño.

Para realizar la plantación es muy importante adaptarla progresivamente a diferentes profundidades: Se empieza por 10 cm., luego 20 y así hasta alcanzar los 50 cm. definitivos. La maceta donde este plantada ha de tener infinidad de agujeros por todos los lados para facilitar la penetración del agua en el interior del sustrato.

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