Cuenta la Biblia que cuando Jesucristo se iba a rezar al desierto, decenas de Rosas de Jericó se desplazaban gracias al viento hasta postrarse a sus pies. Con el rocío de la noche las rosas se abrían y Jesús podía beber las gotas de agua de sus ramas para saciar su sed.

Como esta, hay muchas leyendas sobre esta planta de aspecto seco que «resucita» cuando se hidrata.

Se cree que quien hidrata de nuevo una rosa, recupera, con ella, la salud, la suerte y el amor.

La auténtica Rosa de Jericó es un arbusto leñoso con muchas ramas llamado Anastatica hierochuntica. De todas formas, en los Centros de Jardinería se puede adquirir solamente la falsa Rosa de Jericó (Selaginella lepidophylla). Se trata de un helecho que posee las mismas características que la auténtica, pero que además es más bonita y puede repetir el proceso de secado-hidratación varias veces a lo largo de su vida.

El proceso de «resurrección» es muy sencillo: Se coloca la planta seca en un bol con agua y pasadas 2-3 horas, la planta ya se ha abierto totalmente. Al cabo de pocos días recupera el color verde original.

Una vez resucitada es preferible colocarla en el interior en una maceta poco profunda con tierra y guijarros hasta que enraíce. Nunca le debe faltar agua ya que, de nuevo, se volvería a secar.

En nuestro Centro de Jardinería podrás comprar Rosas de Jericó. La suerte os espera.