Si notamos que las raíces de nuestra planta sobresalen por el agujero de drenaje del tiesto o si intentamos sacar la planta de su ubicación original tirando suavemente y tenemos que hacer algún esfuerzo significa que las raíces se encuentran agarradas al tiesto, lo que nos indica claramente que necesita un cambio de recipiente.

Si el tamaño de la parte aérea de la planta (la que sobresale del tiesto) ha sobrepasado con creces el de la maceta también lo tomaremos también como un indicador de que es hora de transplantarla.

Transplantar una planta de una maceta a otra mayor es algo sencillo, pero hay que hacerlo bien para no dañarla y asegurar su correcto y normal desarrollo.

 

Consejos para facilitar el cambio de maceta de una planta

Lo primero que tiene que tener en cuenta antes de sacar la planta de su maceta original es que la nueva sea lo suficientemente amplia como para poder albergarla sin problemas, evitando tener que volver a repetir el proceso en poco tiempo. Para ello introduzca la planta, con su maceta, en la nueva y compruebe que todavía queda espacio.

Lo ideal es que la nueva maceta disponga de un diámetro de 2,5 centímetros más.

Antes de proceder a cambiar el ejemplar de maceta es recomendable observarlo para comprobar que se encuentra sano y retirar sus partes marchitas para evitar que la planta malgaste sus energías intentando revivirlas.

Empape el cepellón mientras la planta está en la maceta original, para lograr que la planta sufra menos con el cambio y arraigue con más facilidad, rapidez y que sea menos vulnerable a las enfermedades o al ataque de cualquier plaga.

Una vez haya extraído la planta de su maceta original compruebe que las raíces se encuentran en buen estado y quite el exceso de sustrato del cepellón, luego desenrédelas antes de volverla a plantar y corte sus extremos dañados o marrones.

Si resulta necesario cortar gran parte de su sistema de raíces tenga en cuenta que también deberá cortar, de manera proporcional, su parte aérea.

 

Cómo conseguir que arraiguen nuestros transplantes

Tras sacar la planta de su antiguo recipiente compruebe si las plagas han hecho acto de presencia, de esta forma evitará trasladarlas al nuevo emplazamiento. Si lo han hecho retire todos los restos de tierra y cepellón de las raíces y, si es necesario, lávelas con agua fría.

Tras culminar este proceso ya podrá transplantar la planta a un recipiente mayor, estando seguros de que arraigará con mayor facilidad al estar libre de plagas.

De todos modos no siempre es necesario realizar el cambio de maceta. Si ve que ésta conjuga a la perfección con el colorido de la misma, o bien la maceta tiene un estampado o colorido bellos que quiere seguir realzando con su ejemplar, puede recortar de manera proporcional sus raíces y parte aérea, empequeñeciendo el ejemplar, para poder mantenerlo en su maceta original.

 

Consejos para transplantar los arbustos durante el invierno

Durante el invierno conviene transplantar los diferentes ejemplares de arbustos para conseguir que puedan arraigar sin problemas en su ubicación definitiva.

La necesidad del transplante puede verse motivada por dos condicionantes, que el arbusto haya crecido en exceso y requiera de un mayor espacio del que dispone, o bien que sea necesario el traslado desde una maceta al jardín, para emplazarlo permanentemente en un lugar.

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Para sacar el arbusto del terreno sobre el que está plantado con facilidad es recomendable cortar las raíces del ejemplar con una pala de borde liso mientras se va desenterrando. Es mejor realizar esta tarea cuando la tierra esté seca, de esta forma podremos desplazarla y mover el ejemplar con mayor facilidad.

Después habrá qie plantarlo en un agujero con el doble de diámetro que el tamaño de su cepellón.

Tras el transplante, pode la parte aérea de manera que esté proporcionada con el tamaño de sus raíces, así conseguirá reducir su demanda de humedad y el ejemplar arraigará más fácilmente en su nueva ubicación.

No obstante, sólo es preciso realizar este recorte si ha cortado también el sistema de raíces porque se ha percibido que parte de ellas se encontraban dañadas o bien porque durante el proceso de desenterrado se han cortado algunas.

Cortar el sistema de raíces y la parte aérea de forma proporcional sólo es aconsejable si el ejemplar se encuentra dañado o se quiere reducir su tamaño, con la intención de mantenerlo en el mismo recipiente.

 

Consejos para trasplantar cactus

Los cactus son plantas que, en general, no requieren de tiestos demasiado grandes. Pero al igual que todas las plantas, a medida que crecen exigen que se las trasplante, con el fin de tener lugar suficiente para su correcto desarrollo. De este modo, además, cuentan con un sustrato renovado, con los nutrientes que cada ejemplar necesita.

En general, el tiempo que debe pasar para que sea necesario trasplantar un cactus oscila entre un año y medio y dos años, si bien ese lapso dependerá del crecimiento del ejemplar. Cuando el ancho de la planta crece tanto que ocupa casi toda la superficie del tiesto, es momento de realizar el cambio de recipiente.

El mayor problema en el momento de trasplantar un cactus pasa por la manipulación de la planta, en particular, para evitar pincharse con sus espinas. El truco será rodear la parte aérea de la planta con un papel más o menos grueso -pueden ser un par de capas de papel de periódico-, con la precaución de no apretar en exceso el cuerpo del ejemplar.

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Después, mientras se sujeta de esa manera la planta, se pueden dar algunos suaves golpes con el recipiente sobre una superficie dura, para que el sustrato que esté pegado a la maceta se afloje y se separe de ella. Una vez que se haya logrado aflojarlo, también será de ayuda un cuchillo, con el cual podremos terminar de separar la tierra de las paredes del tiesto.

Al trasplantar un cactus, al igual que con la mayoría de las plantas, hay que tener especial cuidado de que el cepellón -el bloque de tierra que rodea a la raíz- permanezca lo más entero posible. Por ello todas las precauciones detalladas: para que extraerlo de la maceta antigua no represente una pérdida importante del sustrato.

La maceta nueva deberá estar preparada con una base de sustrato que debe estar un poco húmedo y compuesto por turba, humus de lombriz, mantillo o resaca y arena gruesa.

Debe haber una cantidad suficiente para que, al depositar el conjunto de planta y cepellón, la base del cactus quede al nivel correspondiente, es decir, un centímetro por debajo del borde de la maceta. Por encima del sustrato también conviene poner una fina capa de vermiculita gruesa, un mineral que favorece el drenaje.

Luego se debe rellenar de tierra el resto del recipiente. Después de colocar un poco de tierra, otra vez conviene golpear con suavidad el recipiente, para que la tierra pueda discurrir hacia el fondo y asentarse de manera conveniente.

Cuando se ha completado la maceta con sustrato, hay que colocar en la parte superior una capa de una mezcla de vermiculita y arena gruesa, lo cual también colabora con el drenaje.

Una vez alcanzado el nivel de tierra suficiente, se debe dejar el cactus sin regar, al menos, un par de días. Esto se debe a que, si durante el proceso de trasplante se rompe alguna raíz, el contacto de esa herida con el agua puede originar la formación de hongos que dañen y pongan en riesgo la salud de la planta. No hay que olvidar que el cactus pertenece a la familia de las plantas crasas, habituadas a entornos áridos, con muy baja humedad.

Con posterioridad, sí habrá que seguir el régimen de riego normal.