A menudo las hojas de las plantas presentan un tono amarillento o marrón que no presagia nada bueno. Si la cuidas bien, la riegas y la tienes en un lugar soleado, puede que no encuentres explicación al aspecto mustio de tu planta.
No siempre es fácil saber por qué pasa, pero algunas de las causas más comunes son las siguientes:
Falta o exceso de riego
La falta de riego es la causa más común de que las puntas de las hojas se tornen en un color amarillento o marrón.
Si observas que las hojas están finas y quebradizas, es que la planta necesita agua. Cuando tiene poco agua la planta necesita conservar el agua y, para lograrlo, deja caer las hojas (para evitar transpiración). Antes de caer, se ponen de color amarillento.
Si el color de la hoja es amarillo o marrón y, además la tierra no está húmeda, lo más probable es que debes regarla más.
Cuando se riega en exceso también aparecen las hojas amarillas. En este caso, la impresión de la planta es de estar mustia, blanda. Debes mirar el plato y, si queda encharcado, debes tener en cuenta que la raíz puede llegar a pudrirse y la planta morir. Mientras, la planta estará cada vez más débil y sus hojas más amarillas.
Falta o exceso de luz solar
Para que la planta esté bien es muy importante que tenga luz natural. Pero, de nuevo, no debe tener ni poca ni excesiva. Algunas plantas se ponen amarillas y marrones por un exceso de luz solar, que quema sus hojas.
Si las manchas son más blancas que amarillas la causa puede ser la contraria, la escasez de luz, que no permite a tu planta realizar bien la fotosíntesis.
Falta de nutrientes
Si el suelo es pobre en nutrientes, o no tiene el PH adecuado (es demasiado ácido, por ejemplo), es fácil también que las hojas se vuelvan amarillas.
Plagas o enfermedades
Diversos hongos, enfermedades o plagas puede hacer que las hojas de las plantas amarilleen o que aparezcan manchas en ellas.
Temperatura inadecuada
Las plantas son muy sensibles al frío y a los cambios de temperatura.
Las corrientes de aire o cambios bruscos pueden ser letales, en especial para las plantas que tenemos en el interior. Al tener que adaptarse, las hojas de las plantas se pueden volver amarillas o aparecer con las puntas secas y de aspecto quemado.
Ciclo vital
En el proceso vital natural de la planta, cuando va envejeciendo las hojas inferiores se ponen amarillas y terminan por caer. Si embargo, si las hojas que amarillean son las superiores, sí podemos estar ante un problema.
Cómo evitar que las hojas se pongan amarillas
Conocer bien las necesidades de cada planta es esencial para no tener que llegar a buscar soluciones drásticas. Así, lo mejor es adelantarse al problema conociendo las necesidades específicas de tu planta (al comprarla, viene especificados el tipo de tierra, necesidad de riego, etc.
Asimismo, puedes estar atento para reconocer los primeros síntomas y tomar medidas antes de que el problema vaya a más: adaptar el riego, cambiarla de sitio si tiene poca o mucha luz, no situarla donde hay corrientes de aire, etc.
Soluciones cuando las hojas ya están secas
Una vez que el problema ya ha aparecido hay diversas soluciones; algunas pueden ser:
Recortar las hojas: si ves que la sequedad de las hojas es irreversible, deberás usar unas tijeras para recortar las puntas y los bordes secos. Para dañar lo menos posible tus plantas de hojas grandes y anchas, lo mejor es seguir los bordes de las zonas dañadas, como si de un recortable para niños se tratase. Para las puntas, simplemente puedes hacer un corte a partir de la zona sana.
Inmersión de la planta: debes sumergir con cuidado la maceta durante unos 7/10 minutos en agua. Enseguida, sacarla y dejar que elimine toda el agua por los agujeros de drenaje.