El Pastor Alemán es una raza de perro de creación alemana. Se considera que un criador en particular, Von Stephanitz, fue quien más trabajó en la mejora del temperamento y apariencia física de la raza. Ya desde el siglo VII existía en Alemania un perro ovejero de aspecto similar al actual, pero con pelaje más claro que fue oscureciéndose con el tiempo.
Se exhibió como raza por primera vez en Hannover en 1882 y tras la Primera Guerra Mundial llegó a Inglaterra, donde dedicaron años a decidir si llamar a la raza Pastor Alemán o Alsaciano, como también es conocida.
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Características
Gran armonía en su aspecto y equilibrio en su forma, más largo que alto, de algo más de 60 centímetros los machos y algo menos las hembras. Cabeza proporcionada, larga y enjuta, con cráneo moderadamente ancho entre las orejas; ojos almendrados, de mirada franca, trufa muy oscura y orejas erguidas, anchas de base e implantadas altas. Cuello fuerte y musculoso, con pelo algo más largo. Tronco recto y muy fuerte, con grupa larga y algo en descenso. Tercio posterior muy potente y cola muy larga de pelo espeso.
El pelo es denso, duro y corto, un poco más largo en cuello, tobillos y “calzón”. Su color varía desde gris, hierro, ceniza, negro, amarillo rojizo y pardos, con un solo color o manchas regulares pardo-rojizas o gris-blanquecinas.
Son enfermedades típicas de la raza el Pannus (acúmulos pigmentarios en interior ojos), la mielopatía degenerativa del Pastor Alemán y la tristemente famosa patología de muchas razas de buen tamaño: la Displasia de Cadera.
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Comportamiento y carácter
Muy inteligente, leal y protector con su dueño, no se le puede considerar un “perrito faldero”, sino más bien un trabajador que necesita desarrollar una tarea. De hecho, las ocasiones en las que resulta agresivo son debidas a un excesivo instinto de vigilancia y a un mal aprovechamiento del animal.
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