Existe una tendencia cada vez más visible en espacios y jardines públicos y privados de tener más en cuenta el uso racional del agua a la hora de regar, el uso de plantas autóctonas y de aquellas que se adapten mejor al clima de cada región.

Aún hay muchas personas que creen que escoger especies vegetales con estas características limita mucho nuestras opciones, pero la realidad es muy diferente.

Encontramos una gran variedad de especies autóctonas muy variada en nuestro clima mediterráneo que cubrirá todas nuestras necesidades, de todas las formas, texturas, colores, adaptación al clima y suelo y época de floración.

Hoy presentamos una de las especies mediterráneas más utilizadas precisamente por su escaso mantenimiento: el Viburnum tinus, conocido comúnmente como Durillo.

Cuidados y características del viburnum tinus (durillo)

Se trata de arbusto perennifolio que puede crecer como un pequeño árbol (la altura media de la planta es de 1 a 4 metros).

El Durillo Habita zonas sombrías y húmedas de bosques de encinares y matorrales de hoja perenne de la región mediterránea.

 

Cuidados

Aunque en su hábitat natural puede crecer en suelos pobres, calizos y pedregosos, tienen un mejor desarrollo en suelos bien drenados, ricos y profundos.

El Durillo es un excelente arbusto que se suele utilizar para crear setos, aunque también luce muy bien plantado en grandes jardineras o macetas, en cuyo caso tendremos que vigilar más el riego y no dejar que se seque el sustrato.

No tiene una tendencia limitante en lo que se refiere al pH del agua o el suelo; crece bien a pleno sol, pero en ese caso aumentan sus requerimientos hídricos, por lo que suele ser recomendable situarlo como lo haría en su hábitat natural, en zonas de media sombra.

 

Floración invernal

El Durillo desarrolla sus flores entre enero y abril. Estas son de color rosado, que acaban convirtiéndose en diminutas flores blancas que son un regalo para la vista en la estación invernal.

Flores rosadas del Viburnum Tinus (durillo)

Además, esas pequeñas flores atraen insectos beneficiosos para el jardín y sus frutos son también un buen festín para los pájaros.

 

Podar al finalizar la floración

El Durillo admite muy bien la poda y el recorte de las hojas; pero si queremos disfrutar de ese espectáculo floral en pleno invierno, es preferible podarlo justo después de la floración, es decir, entre marzo y abril, dependiendo de cada circunstancia.

Esa es la ventaja de la poda selectiva en el jardín, ya que hay personas que prefieren cortar, sin distinción, todos los setos al finalizar la temporada estival, por lo que en ocasiones puede hacer que no lleguen a disfrutar de algunas floraciones, como es el caso del durillo.

 

Todo jardín mediterráneo que se precie y quiera desarrollar una jardinería bajo criterios respetuosos con el medio ambiente, debería tener algún ejemplar de esta especie mediterránea.

La rusticidad de esta planta la hace una gran opción en otras regiones más alejadas de su hábitat natural, incluso donde el frío puede resultar un inconveniente para otras especies, ya que el durillo puede soportar temperaturas mínimas de -12º a -18º C.

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