Trasplantar es una forma de mantener saludable tus plantas ya que cuando estas crecen, si las raíces no tienen espacio suficiente, se pueden dañar o sofocar, lo que resulta en un crecimiento más lento y una apariencia poco saludable.
Para evitar estos daños, es recomendable trasplantar la planta de su maceta actual a una más grande.
Si bien este proceso es necesario para el bien de la planta, también puede ser peligroso y traumático para tus plantas, por lo que es recomendable hacerlo con cuidado.
A continuación te mostramos los pasos necesarios para trasplantar una planta de forma saludable y con el menor riesgo posible.
Cómo saber cuando se debe trasplantar una planta
A menudo, tomamos la decisión de trasplantar una planta a una maceta o lugar más amplio, pero nos suele asaltar la duda de si es lo óptimo o no.
Hay una forma muy sencilla de comprobar si una planta que se encuentra en un pequeña maceta necesita un hábitat más grande.
Solo debemos dejarla sin regar un día o dos (no más) y cuando vemos que la tierra ya está seca, daremos vuelta la maceta con una mano (muy lentamente) y con la otra sostendremos la planta cuidadosamente.
Si la tierra o cepellón se encuentra muy adherido a la maceta, es porque dentro de ella hay una gran cantidad de raíces y poca tierra, por lo que el trasplante debe realizarse lo antes posible.
Si por el contrario, el cepellón se desprende fácilmente de la maceta, devolveremos la planta con cuidado a su maceta original, ya que aún no es inminente su trasplante.
No debemos olvidar llevar a cabo esta prueba cada tanto para saber cuando sera el momento de trasplantar.
Cómo trasplantar plantas de jardín
Trasplantar las plantas es una tarea muy útil, ya que permite no sólo realizar cambios estéticos a nuestro jardín, sino que además puede ser la solución a problemas de brotación, o puede ser lo que permita que nuestras plantas se desarrollen en todo su esplendor.
El trasplante puede realizarse de una maceta a la tierra, o de una maceta a otra, ya sea porque la primera se ha roto o deteriorado, o bien porque la planta o especie necesita de mayor espacio debido a su crecimiento.
En ambos casos, de maceta a maceta o de maceta a tierra, será necesario respetar un orden de tares, para alcanzar el éxito y por el bien de la planta.
Primero, debemos determinar la ubicación. Ya escogido el lugar, prepararemos la superficie. Debemos picar la tierra para ablandarla, y cavar un hoyo (en el caso de la tierra) de gran tamaño, enriqueciéndolo con abono y nutrientes.
En el caso de una nueva maceta, debemos colocar la grava o las piedras necesarias para procurar un buen drenaje del agua excedente, y colocar una base de tierra fértil preparada, adecuada para la especie en cuestión.
Una vez listo el espacio para la nueva residencia de nuestra planta, tomaremos la maceta original. Con guantes colocados, apoyaremos la mano con la palma hacia la tierra, procurando tomar el tronco o el centro principal de la planta entre el dedo pulgar y el índice, y en un movimiento rápido, giraremos la maceta, dejándola boca abajo. Daremos algunos golpes o masajes a la maceta para que la planta se desprenda, retirando los excedentes indeseados o las piedras o grava antiguos, y a continuación colocaremos la planta en su nuevo sitio.
Con las manos o con alguna herramienta adecuada, ablandaremos el pan de tierra que tiene la planta, desbaratándolo sin dañar las raíces, e iremos completando y mezclando con la nueva tierra, procurando que las raíces no queden expuestas al aire. Cuando hayamos completado la capacidad de la maceta o del hueco, presionaremos la tierra para compactarla levemente, y daremos un riego liviano.
Cuando trasplantamos de una maceta a otra, haremos un riego abundante luego del trasplante, y dejaremos algunos días sin regar, resguardando a la planta del calor intenso y de los rayos solares. Pasados unos 5 a 7 días, continuaremos con el ciclo habitual de riego, ya que la planta se habrá adaptado a su nuevo ambiente.
Durante el trasplante podemos también enriquecer la tierra con abonos orgánicos e inorgánicos, o con los compuestos necesarios para las plantas. Por ejemplo, si trasplantamos un jazmín, es adecuado clavar un clavo oxidado o una vieja moneda oxidada en la nueva tierra, para asegurar buena cantidad de hierro en la tierra de la nueva residencia.
Cómo trasplantar un arbusto
Durante el invierno conviene trasplantar los diferentes ejemplares de arbustos para conseguir que puedan arraigar sin problemas en su ubicación definitiva. La necesidad del transplante puede verse motivada por dos condicionantes, que el arbusto haya crecido en exceso y requiera de un mayor espacio del que dispone, o bien que sea necesario el traslado desde una maceta al jardín, para emplazarlo permanentemente en un lugar.
Para sacar el arbusto del terreno sobre el que está plantado con facilidad es recomendable cortar las raíces del ejemplar con una pala de borde liso mientras se va desenterrando. Es mejor realizar esta tarea cuando la tierra esté seca, de esta forma podremos desplazarla y mover el ejemplar con mayor facilidad. Después habrá qie plantarlo en un agujero con el doble de diámetro que el tamaño de su cepellón.
Tras el trasplante, pode la parte aérea de manera que esté proporcionada con el tamaño de sus raíces, así conseguirá reducir su demanda de humedad y el ejemplar arraigará más fácilmente en su nueva ubicación.
No obstante, sólo es preciso realizar este recorte si ha cortado también el sistema de raíces porque se ha percibido que parte de ellas se encontraban dañadas o bien porque durante el proceso de desenterrado se han cortado algunas.
Cortar el sistema de raíces y la parte aérea de forma proporcional sólo es aconsejable si el ejemplar se encuentra dañado o se quiere reducir su tamaño, con la intención de mantenerlo en el mismo recipiente.
Cómo plantar y trasplantar rosales
Si quieres embellecer tu hogar con unos hermosos rosales, sigue estos consejos para plantarlos o trasplantarlos.
El otoño es la época ideal para plantar rosales, y si ya has tomado la decisión de hacerlo y has elegido tu rosa, te invitamos a tener en cuenta los siguientes puntos:
Cuando termines de plantarlo, realiza en la base del rosal una montañita de tierra para proteger sus raíces de las heladas del invierno.
Si has decidido plantar los rosales en una maceta, ten en cuenta que la altura debe ser la misma que la de la planta. Es preferible que la maceta sea de barro y que tenga un orificio en su base para ayudar a eliminar el exceso de agua.
Remueve bien la tierra y haz un hoyo de plantación suficientemente amplio, de modo que las raíces del rosal se puedan extender bien.
Coloca piedras en el fondo para mejorar el drenaje y utiliza tierra especial para rosales, o una mezcla de turba y abono orgánico.
Si vas a trasplantar un rosal adulto, antes poda todas sus ramas hasta que tengan 60 cm, y a continuación, procede como en cualquier plantación.
A los rosales les gusta un lugar soleado, abrigado y aireado.
Si has optado por un rosal trepador, no lo plantes muy cerca de la pared, ya que la tierra allí es muy seca, lo aconsejable es hacerlo a unos 30 cm.
Riega abundantemente luego de plantar el rosal.
Como hemos visto, trasplantar una planta es una acción muy común y a menudo necesaria. Eso sí, no podemos hacerlo de cualquier manera ya que es una acción que puede llegar a ser traumática para la planta.
Con estos sencillos consejos podrás trasplantar con éxito las plantas del jardín y disfrutarlas por mucho tiempo.